Hagamos una búsqueda rápida en internet. Infelicidad significa, según la wikipedia, “tener la emoción de no poder ser feliz, porque algo o alguien falta”. Ahora, pensemos en el egocentrismo y el cerebro del adicto. El egocentrismo conlleva egoísmo en la vida cotidiana, respecto a las cosas materiales y respecto a las personas. El propio adicto, al compartir en terapia lo que le sucede, refiere esto mismo de lo que habla la definición de la wikipedia: un vacío que no puede llenar con nada externo, y que era uno de los motivos que le llevaba a consumir drogas.
El adicto y sus relaciones personales
Estaríamos hablando de una persona que, de manera natural, tiene tendencias observables a mirar únicamente por su bienestar: un ejemplo personal que puedo dar es cuando quedaba con mi novia y me apetecía beber un refresco de una tienda de alimentación: lo compraba para mi: no se me pasaba por la cabeza preguntarle si a ella le apetecía tomar algo también. Gracias a la recuperación, estas conductas se pueden cambiar a medida que vamos tomando consciencia de que tenemos una enfermedad.
Quizá os preguntéis qué tiene que ver el simple hecho de que me apetece beberme una coca-cola con el egoísmo, la insatisfacción y la infelicidad. Pues en el caso de los adictos, tiene muchísimo que ver, y os explico: si al cometer ese acto hubiese tomado consciencia de que mi novia venía conmigo y que ella también tiene necesidades, le habría preguntado. Al no hacerlo, ella se guarda ese detalle en su memoria. Si fuese una relación sana, una persona no adicta compensaría rápidamente este pequeño fallo con otros detalles importantes, pero en el caso de una persona adicta que no está en recuperación y cuyo objetivo es evadirse de cualquier forma (en mi caso personal con el juego, el alcohol o las pastillas), sumará otros pequeños o grandes fallos que, probablemente, culminará con el fin de la relación por parte de la persona no adicta (que en este caso es ella). Ups, creo que os he adelantado el final.
En resumen, el acto de mirar por mí ha producido un malestar en la otra persona que se podría haber solucionado con un acto de consciencia. El acto contrario habría producido bienestar tanto en mí como en la otra persona, me habría sentido feliz y en este caso no hablo de la felicidad de una descarga de dopamina rápida y potente como la que produce un gramo de cocaína. Hablo de un bienestar más duradero porque proviene de actos puros y nobles, que aunque sea pasajero, contribuye drásticamente a aumentar la felicidad tanto mía como la de mi pareja en un futuro.
Las causas psicológicas de la insatisfacción crónica
Hay varios elementos psicológicos que influyen en la infelicidad.
- El primero sería tener una baja autoestima y algunas inseguridades que parecen escondidas bajo varias capas de la personalidad, como si fuésemos una cebolla. En el caso del adicto, la recuperación implica un trabajo de crecimiento personal que va quitando esas capas poco a poco.
- El trauma y las experiencias personales negativas, como haber sido víctima de algún tipo de violencia en el entorno familiar o lejos de él.
- Un trastorno mental que hace al enfermo entrar en periodos depresivos o de ansiedad en los que no es capaz de ver la salida al bucle negativo y que se perpetúa en el tiempo.
- Miedo a ser feliz “no vaya a ser que pase algo malo” después. Cuando una persona tiene insatisfacción crónica, está de alguna manera agazapado porque sabe que va a llegar algo “malo”.
- Tener unas expectativas demasiado altas respecto a la vida, no tolerando la frustración cuando aparezcan los problemas normales derivados de la misma: no encontrar trabajo, fallecimiento de seres queridos, ruptura de relaciones, enfermedades graves, etcétera.
- Tendencia a evitar las responsabilidades personales, delegando sus responsabilidades propias como individuo en terceras personas.
Patrones de pensamiento en la insatisfacción crónica
- “La vida es dura”: habría que cambiarlo por “la vida es como es y tengo que vivirla tal y como viene. Evidentemente, no todos tienen la misma suerte, pero es su responsabilidad personal elegir cómo afrontar la vida, afrontar lo que haya podido suceder y buscar la solución en vez de regodearse en el problema.
- Desconfianza: impide probar cosas nuevas en muchos aspectos, bien sea por lo que ya han vivido o porque creen que el mundo es un lugar hostil. Este patrón solo lleva al aislamiento.
- Control de toda situación: no soportan la incertidumbre y sobre todo, lo que implica este patrón de conducta es que cuando sus expectativas no se cumplen, se frustran enormemente.
- Futurización y ansiedad: No se trata solo de pensar en el futuro, sino de llegar a vivirlo. Su percepción de la realidad puede ser errónea, y de nuevo, volver a la frustración, ya que se imaginan felices cuando tengan esto o aquello. No son capaces de disfrutar el momento presente.
- Queja mental: su primer pensamiento cuando tienen que hacer algo que se sale de su rutina o de su vida “controlable”, lo ven como un mundo, como algo irrealizable.
- Lo que no tengo: en vez de agradecer lo que tienen y tratar de sentirse dichosos, están continuamente buscando aquello que les falta y que les podría completar.