La adicción al trabajo es una de las adicciones sin sustancia que más desapercibidas pasan cuando uno pretende informarse acerca de estas conductas que no requieren una droga para ser un verdadero problema de adicción, de igual forma que lo puede ser el sexo, las compras, los videojuegos, el porno o las nuevas tecnologías. Está tan normalizado en el día a día de las personas, e incluso bien visto por los jefes de las empresas, que no se considera algo nocivo.
Pero cuando hablamos de una palabra tan grave y que causa tanto sufrimiento como es la adicción en cualquiera de sus formas, convendría prestar atención a los problemas de salud que puede causar tanto a nivel físico como mental. Si no han leído el libro “El monje que vendió su ferrari”, habla de un famoso abogado que llegó incluso a sufrir un ataque al corazón de tanto estrés que manejaba, y por ello decidió finalmente abandonar ese tipo de vida adictiva e indagar sobre otras formas de vivir en otro continente.
La adicción al trabajo, en esencia, se define como la necesidad imperiosa de trabajar, de asumir cada vez más responsabilidades, y de pensar obsesivamente en temas referentes al ámbito laboral, dejando de lado otras actividades también importantes para la propia persona como pueden ser aquellas que tengan que ver con la familia o el ocio, ya que el trabajo ocupa el centro absoluto de su vida y no se permiten tener momentos de desconexión.
Si bien los manuales más importantes del ámbito de la psicología y la psiquiatría no lo consideran una enfermedad, podríamos enmarcarlo dentro de los trastornos del control de los impulsos, como sería el caso de la ludopatía.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) realizaron un estudio del que extrajeron que trabajar 55 horas o más a la semana aumenta en un 35% el riesgo de presentar un accidente cerebrovascular y en un 17% el de fallecer a causa de una cardiopatía isquémica con respecto a una jornada laboral de 35 a 40 horas a la semana.
Consecuencias físicas de la adicción al trabajo
* Pobre calidad del descanso y el sueño, con todas las consecuencias negativas que esto conlleva (mayor riesgo de muerte prematura) y cansancio físico extremo debido a dormir de forma insuficiente por la noche. Y lo que es peor, al mermar el rendimiento laboral por ese escaso descanso, se crea un círculo vicioso ya que el trabajador necesita más horas para obtener al menos los mismos resultados.
* Mala alimentación: debido a que el adicto al trabajo no desea perder el tiempo en preparar comidas o preocuparse por su alimentación, suele alimentarse mal.
Con estos dos factores, unidos por supuesto al sedentarismo que suelen padecer las personas que dedican muchas horas al día a trabajar y no hacen deporte, y al estrés, tenemos el cóctel perfecto para la aparición de problemas gástricos, cardiovasculares, hipertensión, colesterol, y el debilitamiento del sistema inmune debido a la falta de descanso.
Consecuencias psicológicas de la adicción al trabajo
El problema de un adicto al trabajo, que en unos casos será causa de y en otros consecuencia de, es que en el primer caso evitar determinadas situaciones y sentimientos le lleven a usar el trabajo como vía de escape, o en el segundo caso, que se creen situaciones familiares complicadas que deriven en problemas de ansiedad, depresión, estrés o irritabilidad. En el primer caso, la ansiedad, la depresión, el vacío o la falta de motivación es precisamente lo que lleva a la persona a usar el trabajo de forma compulsiva.
Otro de los peligros que conlleva el estrés que provoca la adicción al trabajo, es que use determinadas sustancias o medicamentos para paliar su malestar, agravando el cuadro y posibilitando la aparición de adicción también a sustancias o medicamentos.