El consumo de pornografía en la sociedad de nuestros días es más que evidente: 115 millones de visitas diarias en las páginas con mayor repercusión, 750 millones de páginas web relacionadas con el porno en todo el mundo, casi 100.000 millones de dólares al año genera esta industria y aproximadamente el 22% de todo el tiempo que las personas están conectadas se dedica a la pornografía. Son los datos de Dale Una Vuelta, una entidad que tiene como objetivo ofrecer información, prevenir y recuperar a las personas con adicción a la pornografía o a su consumo problemático.
Un problema preocupante es que la edad de comienzo de consumo de pornografía se establece en torno a los 11 años, y hay datos que indican que el 80% de los jóvenes tiene comportamientos sexuales agresivos como consecuencia. También hay que tener en cuenta a las personas con una adicción al sexo (se calcula que el 7% de los hombres y el 1-3 % de las mujeres) y otro dato nada desdeñable es que el 62% de las mujeres vieron porno durante la adolescencia.
¿Es real la adicción a la pornografía?
Hasta la fecha, la Asociación Estadounidense de Psicología (APA) no ha reconocido la adicción a la pornografía como una condición psicológica «real». Además, el Manual de trastornos de salud mental (DSM-5), la guía líder mundial sobre trastornos psicológicos, afirma que la pornografía, así como las adicciones al sexo, no son trastornos psicológicos.
¿Pero eso significa que la pornografía no es adictiva y que las personas no pueden volverse adictas a ella? Absolutamente no. Que la APA o el DSM-5 no haya “reconocido” algo no significa que no sea real. A medida que la comunidad científica continúa aprendiendo más sobre las adicciones «oscuras» o «tabú», la APA y el DSM-5 ajustarán sus guías en consecuencia. De esta manera, por ejemplo, es como llegó el reconocimiento de la adicción a los videojuegos en 2022.
Por qué es adictiva la pornografía
Donde la pornografía difiere de otras adicciones reconocidas es en cómo interactúa con el cerebro. Los expertos creen que la pornografía activa circuitos de placer similares en el cerebro que el alcohol o la heroína, siin embargo, los expertos descubrieron que no es esta activación la que hace que alguien se vuelva adicto.
Por ejemplo, en una sustancia como el alcohol, si bien activa los mismos circuitos de placer que la pornografía, el alcohol también cambia la química del cerebro. Esto es algo que la pornografía no hace ya que no es una sustancia química. Sin embargo, eso no significa que no pueda ser adictiva, ya que hay muchas otras adicciones llamadas comportamentales o sin sustancia, como el juego patológico o los videojuegos, ambas reconocidas por la OMS.
¿Cuándo es una adicción?
Hay algunos rasgos que podemos destacar en quienes tienen un verdadero problema de adicción a la pornografía, además de la negación característica: la persona pasa cada vez más tiempo viendo porno y piensa en la conducta gran parte del día, usa esta conducta para aliviar malestares como la ansiedad o el estrés, la tristeza, la soledad o ciertas carencias afectivas o incluso como reforzador en momentos de euforia o sentir que las cosas van bien, deja de lado otras áreas importantes en su vida como las amistades, el ocio, el trabajo o los estudios, tiene cambios de humor si no realiza o no puede realizar su conducta como a él le gustaría, y miente acerca de ello.
Si bien el consumo compulsivo de pornografía puede no ser una condición reconocida, eso no significa que no sea un problema real que puede tener consecuencias graves y, a menudo, negativas. Dicho esto, puede ser difícil saber dónde trazar la línea sobre cuánto es demasiado, porque esta métrica es diferente para todos.
Consecuencias
Como muchas otras adicciones, la adicción a la pornografía puede volverse grave y afectar o interferir con la vida cotidiana de la persona, relaciones, trabajo, finanzas u otras áreas de su vida privada. A menudo, los expertos dicen que las personas que luchan por controlar su consumo de pornografía «casi siempre» tienen un trastorno de salud mental subyacente, más comúnmente depresión, que también requiere tratamiento. Esta condición de salud mental concurrente puede complicar aún más las dificultades de la adicción a la pornografía y puede causar una falta de conexiones sociales y sexuales en la vida personal de una persona.
