1. ¿Qué te llevó a especializarte en el tratamiento de adicciones?
Me lo he planteado varias veces y creo que en un primer momento me dejé llevar por la curiosidad que me transmitía el que fuese y sea un ámbito tan cargado de prejuicios por parte de la sociedad, cada uno de nosotros, y que genera tanto rechazo por la falta de información que hay al respecto. Quería conocerlo más de cerca y poder experimentar por mí misma cómo sería el ayudar a un colectivo tan vulnerable. Además, también lo estudié impulsada por vivir tan de cerca, de una manera u otra, todo tipo de adicciones en el día a día, a través de familiares, amistades, etc.
2. ¿Cuáles son los signos y síntomas que más llaman tu atención en terapia?
Pues depende de cada etapa en la que se encuentre el paciente. Al principio te diría que la negación, el autoengaño que traen a modo de coraza porque están tan cerrados que no permiten que conectes con ellos ya que rechazan la ayuda. Pasadas un par de semanas, si va entrando en tratamiento, señalaría la incapacidad para identificar qué les ocurre a ellos mismos, para ponerle nombre a sus emociones, sensaciones diarias, o la falta de capacidad para soportar emociones incómodas, el malestar, la culpa, etc. Y es que es llamativo porque llevan tanto tiempo escapando de esas mismas emociones al taparlas con el consumo de sustancias o conductas que ahora como consecuencia pasan por un proceso de reajuste, reaprendizaje y aceptación de las mismas. Es decir, destacaría el perfil evitativo que comparten la mayoría de ellos.
3. ¿Qué factores crees que contribuyen al desarrollo de las adicciones?
La falta de información en momentos clave, la falta de oportunidades sociolaborales, la falta de una educación centrada en la salud mental y la gestión emocional. La falta de comunicación en las familias, el seguir contribuyendo a ciertos temas tabúes, el normalizar el consumo desde tan temprano en el seno familiar. Y es que basándome en lo que veo en terapia y escucho en sus historias vitales a diario haría hincapié sobre todo en la falta de información desde tan jóvenes, falta mucha más prevención en edades tempranas, hacer más hincapié en la adolescencia sobre todo. La mayoría de los pacientes que acuden a nuestros centros comienzan a consumir en torno a los 14-15 años, la mayoría empiezan socialmente y con alcohol. Hablaría también de lo normalizado que está justo este consumo, el de alcohol, el del THC, se debería dar más visibilidad a las consecuencias que deja este tipo de sustancias, sobre todo en forma de trastornos mentales. También sería importante hacer reflexionar a la población, informarles para que tengan más pensamiento crítico con este tema, y que sepan poner límites, dejar de romantizar las drogas en redes sociales, a través de películas, series y canciones. Personalmente he aprendido más de nuevos tipos de drogas en canciones que en ningún máster.
4. ¿A qué le das especial importancia a la hora de ayudar a las personas a superar las adicciones?
Pues sobre todo al principio trato de transmitirles mucha confianza, trato de transmitirles que se encuentran en un espacio seguro en el que no se les va a juzgar, ya que la mayoría de ellos han vivido, ya sea como víctima o verdugo, todo tipo de situaciones como consecuencia del consumo. Desde robo a familiares, prostitución, abusos, muchas mentiras, denuncias, etc. El relatar todo esto les hace sentir tan incómodos, es muy difícil para ellos pasar a responsabilizarse y darse espacio a sentirlo. También les ayudo a que pongan el foco en ellos mismos, a trabajarse resentimientos en los que muchas veces ocultan parte de la culpa, vemos las distorsiones con las que veían la realidad que les llevaba a justificarse para consumir, es decir, trabajamos casi siempre en base a la reestructuración cognitiva, recolocando. Me gusta mucho reforzar esta parte con ejercicios semanales para que vayan escribiendo sobre acontecimientos que les ocurren durante la semana con otros compañeros, como una especie de autorregistro, y en la parte de pensamientos que comiencen a reflexionar poniendo el foco en la empatía, su verdadera motivación al hacer x cosas, consecuencias de si hace tal o cual cosa, etc. Y por último también destacaría la importancia de acompañarles a lo largo de las semanas en terapia a pasar el duelo sobre su personaje de consumo como aquí le decimos, a despedirse de su antiguo estilo de vida, a hablar y asumir las nuevas limitaciones, a ver los detonantes y saber decirse que no. Son muchos cambios también de cara a su interacción con el entorno y llegar a aceptar todo esto se tarda bastante tiempo, incluso años.
5. ¿Qué papel juegan la familia y el entorno social en el proceso de recuperación del adicto?
Pues un papel fundamental, sobre todo la familia o las personas más allegadas al paciente. Al final toda persona que hemos convivido con un familiar adicto sabemos en nuestro fuero interno que nos han contaminado, que también estamos enfermos porque nos hacen ser dependientes de ellos mismos, dependemos de que dependan de nosotros, de que les cuidemos. Es decir, nos volvemos codependientes. Y es esencial hacer esta introspección y cortar con esta dinámica por nuestra parte ya que sino el paciente seguirá aprovechándose y será imposible que toque fondo y pida y/o acepte la ayuda. Como familiar debemos empoderarnos y saber ponerle límites con ayuda de las pautas que se les da desde el centro.
6. ¿Cuáles son los mayores desafíos que enfrentan tus pacientes durante el proceso de recuperación?
Soltar el control sería uno de ellos sin duda. Ya que la mayoría de ellos llevan años con un ritmo de consumo continuado, por lo que el tenerlo todo hilado para poder llevar una doble vida hace que estén hiperestimulados y controlen todo lo que les rodea. Entonces el venir al centro y que se encuentren que deben confiar en una terapeuta, en un equipo, en su familia que tantas veces les han llevado la contraria, es todo un mundo. También es un desafío el aprender a abrirse, empezar a mostrarse vulnerable frente a otras personas, hablar en las terapias de grupo, el sentirse identificado con situaciones muy dolorosas que se comparten. Iniciar todo el proceso de aceptación, de que esto que les pasa tiene nombre, es una enfermedad, hay otras tantas personas que lo sufren, que hay todo un mundo detrás, todos los cambios que conlleva… Si yo creo que es un desafío hasta el día a día, la cotidianidad de hacer la cama, poner una lavadora, el cooperar para cocinar, etc. el tener una rutina marcada después de tanto tiempo o incluso hay muchos que no han llegado a tenerla nunca. Aprender a vivir sin droga para personas que no saben, son sus pies y sus manos, es que todo es un desafío, todo es nuevo, y es un orgullo ver como avanzan cada día, de verdad que sí.
7. ¿Qué consejos darías a alguien que sospecha que un ser querido tiene una adicción?
Habla con alguien ya, llama a un ser querido aunque sea, a un amigo, a un especialista, y cuéntale sin más lo que estás viviendo, lo que observas. Comenta con alguien lo que ves, no exageras, no estás loco o loca, muchas veces evitamos no ver un problema por “no sufrir”, porque lo minimizamos y eso lo alarga más y empeora. Si ves que esa persona se aísla demasiado, no te encaja lo que muchas veces te dice, minimiza los problemas, minimiza el propio consumo, solo sabe hacer las cosas o sobrevive al día a día solo si lo acompaña de consumo… Intenta no taparlo más, si no te pide ayuda o no lo acepta es porque quizás ya es tarde y tengas que hacerlo tú por él o ella. Llega un punto en que somos los familiares los que debemos pasar a la acción. Él o ella no tienen control de la situación, eso es lo que define al adicto, tenlo en cuenta.
