Adicción a benzodiacepinas: bajo el paraguas de los médicos

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Hemos asistido en los últimos 20 años a un escenario en el que el crecimiento de la prescripción de benzodiacepinas ha sido una constante, y por tanto, también el número de personas que desarrollan una adicción a estos tranquilizantes, que un principio se toman para parchear la ansiedad y la depresión. Si en 2010 hablábamos de 83 dosis diarias por cada 1.000 habitantes, hoy en día la cifra se sitúa en 93,4.

 

Asimismo, España como país tiene el dudoso honor de ser aquel en que más benzodiacepinas se consumen. En 1993, tan solo el 3,1% de los mayores de 65 años las tomaba, mientras a estas alturas estamos casi rozando el 30%. Si bien es cierto que la pandemia agravó el problema, la situación actual se ha gestado desde hace tres décadas.

 

¿Por qué ha crecido tanto?

¿Y por qué ha sucedido esto? En primer lugar, tenemos una población con más problemas de salud mental y que enfrentan peor el estrés de la vida cotidiana. Cuando las emociones nos juegan una mala pasada, hablamos rápidamente de trastornos ansiosos, depresivos o de otra índole, y los médicos no se hacen demasiado de rogar a la hora de prescribir estos fármacos. Otra causa es la escasa posibilidad de acceso a tratamientos individualizados de salud mental en la sanidad pública, y ante esta tesitura, con poca gente pudiendo permitirse un psicólogo con el que realizar una terapia cognitivo-conductual, los fármacos pasan a ser los protagonistas.

 

¿Qué son las benzodiacepinas?

Esencialmente, las benzodiacepinas son fármacos que ayudan a controlar la ansiedad o mejorar el sueño nocturno. El tiempo de prescripción no debe sobrepasar las 8-12 semanas, pero en la mayoría de los casos su uso se cronifica porque se siente como un método efectivo tanto para calmar los nervios como para dormir. El potencial adictivo de estos fármacos hace el resto, dejar de consumirlos por nuestra propia cuenta es casi una quimera, y en nuestros centros de desintoxicación recibimos muchísimos pacientes que, además de otras adicciones, también suman la de estos psicofármacos.

Perfil de adicto a las benzodiacepinas

El perfil de adicto a las benzodiacepinas es el de mujer mayor de 65 años, si bien casi el 13% de la población mayor de 45 años las toma. Entre los 15 y los 24, solo el 2,1% hace uso de ellas, y entre los 25 y los 45 años el porcentaje no sobrepasa el 6%. Una parte de los  consumidores habituales de psicoestimulantes como la cocaína o el speed utilizan las benzodiacepinas para la “bajada”, y así poder descansar, creando así una doble dependencia, además del alcohol que suele acompañar en las noches de juerga.

Una adicción como a cualquier otra droga…pero “bien vista”

La adicción a las benzodiacepinas aparece a lo largo del tiempo debido al mal uso que se hace de ellas, no respetando la pauta que da el médico y consumiéndolas cuando a la persona le parece oportuno hacerlo. Dado que se prescriben por médicos y se pueden adquirir en la farmacia, han adquirido un status de “bueno, no es tan malo”, al igual que sucede con el alcohol, que es una droga legal y se puede consumir en los bares.

Efectos secundarios y síndrome de abstinencia

Dado que las personas usan las benzodiacepinas para aliviar los nervios, el estrés o la ansiedad, se manifiesta aún más ansiedad e irritabilidad en la vida cotidiana, que se ve multiplicada en caso de no poder tomar la pastilla ante una situación percibida como estresante, ansiosa o amenazante. Otros efectos secundarios engloban trastornos del habla, confusión mental, somnolencia, euforia o falta de energía, y se reportan muchos casos en los que la memoria a corto y largo plazo se ve seriamente afectada por el consumo prolongado.

El síndrome de abstinencia de las benzodiacepinas es muy complicado, y las personas pueden llegar a pasarlo bastante mal si les retiran la medicación de un día para otro. Algunos de los síntomas de la abstinencia son excitación desmedida, convulsiones, ansiedad, dolores musculares y óseos, problemas de sueño, escalofríos, diarreas o vómitos.

Tratamiento para la adicción a benzodiacepinas

En caso de ser una adicción grave, se recomendará que el paciente acuda a un centro de desintoxicación para quitar las benzodiacepinas muy poco a poco con el objetivo de que no lo pase mal. Como en el resto de adicciones, la prioridad será establecer una rutina de hábitos saludables que incluya deporte, horarios marcados, mindfulness y la asistencia a terapias grupales e individuales con un psicólogo.

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