Las adicciones a las nuevas tecnologías (móvil, videojuegos, internet, redes sociales) entran en el espectro de las adicciones comportamentales o sin sustancia, donde no hay una droga que motive el problema, pero que funcionan de la misma manera que las adicciones a las drogas en el cerebro y el sistema de recompensa por el desbalance en los niveles de dopamina que provocan estos comportamientos placenteros y que hacen que el adicto busque su “dosis de dopamina” una y otra vez. La ludopatía, el sexo, las compras o el trabajo también son adicciones sin sustancia.
¿Quién es un adicto?
Coloquialmente, solemos hablar de adicción con ligereza: “Éste está enganchado al móvil, no para en todo el día”. Para diagnosticar un problema de adicción necesitamos acudir a un especialista en salud mental como un psiquiatra o un psicólogo, y el factor diferencial entre alguien que abusa y alguien que es adicto, es que a este último la adicción le genera problemas en otras áreas de su vida, deja sus responsabilidades básicas, se siente mal cuando no puede jugar a la videoconsola o estar con el móvil y su salud mental se ve afectada en forma de problemas de ansiedad o depresión.
Un problema del siglo XXI con raíces en el siglo XX
El s.XXI ha traído algunos de los avances tecnológicos más importantes, y aunque bien es cierto que la mayoría se venían gestando desde finales del s.XX, no han hecho sino perfeccionarse. Por ejemplo, está el caso de las consolas y los videojuegos, que ya estaban ahí a finales de los 80 y los 90, o los teléfonos móviles, cuyas primeras unidades poco tenían que ver con los últimos modelos de 2022 y que a un joven de la generación Z le parecería poco menos que un pedazo de trasto.
La explosión tanto de las nuevas tecnologías como de los problemas derivados de éstas vienen a raíz de la conectividad a internet, y la mejora de esa conectividad en los últimos años, si bien desde el año 2000 ya observamos los términos “adicción a internet” y “adicción a los ordenadores” en algunas publicaciones científicas. El crecimiento del universo online en los videojuegos y el nacimiento de Instagram hace que algunos expertos sitúen en 2010 el año crítico, el del nuevo paradigma de las adicciones tecnológicas.
Asimismo, la llegada de los eSports genera la ilusión en muchos jóvenes de la posibilidad de vivir y profesionalizarse en el ámbito de los videojuegos, de la misma forma que muchos ludópatas fantasean con la idea de vivir de póker online y los torneos.
Todo con internet
Hace menos de 12 o 15 años no era posible vivir conectado a internet continuamente, pero hoy en día no tener conexión a internet desde cualquier parte del mundo y en cualquier momento nos parece raro. Y ahí está el problema con los nuevos adictos, ya que tienen acceso permanente y no saben parar y hacer un uso razonable y responsable como el resto de personas. Los adictos, sean o no adictos también a drogas, tienen problemas de obsesión y compulsión, no podemos enseñarles a beber o drogarse con éxito
(me tomo una o dos y ya paro) y en este caso es lo mismo con las nuevas tecnologías. Sin un tratamiento, están abocados a perder el control y hacer su vida ingobernable sin la necesidad de consumir drogas, ya sea con el móvil, los videojuegos o el porno.
Redes sociales y salud mental
Algunos datos referentes al uso del móvil son impactantes: según un estudio, en 2021, la media de tiempo que pasamos sumergidos en su mundo es de 4 horas y 48 minutos de media, un 30% más que en 2020. Y de esa misma investigación se extrae que los nacidos entre 1998 y 2004 pasan la mitad de ese tiempo en las redes sociales.
Las redes sociales, sobre todo desde el nacimiento de Instagram, generan un importante perjuicio en la salud mental de las personas, sobre todo entre los más jóvenes. Nos dan la posibilidad de abstraernos del mundo real, y su funcionamiento con comentarios, likes y videos cada vez más cortos tienen un potencial tremendamente adictivo. No sabemos con exactitud si la ansiedad, baja autoestima y problemas de dependencia emocional son causa o consecuencia de la adicción a estas aplicaciones, pero sí que es necesario un tratamiento individualizado que analice cada caso en concreto.
Solo la adicción a videojuegos está reconocida como enfermedad
Si bien está claro que las adicciones a las nuevas tecnologías son un problema reciente y con poco recorrido, solo se contempla como enfermedad hasta ahora y está recientemente reconocido por la OMS desde enero de 2022 el trastorno por uso de videojuegos. De momento, el resto de adicciones a las nuevas tecnologías no se incluyen ni en el Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (el DSM-5 elaborado por la Asociación Estadounidense de Psiquiatría) ni en las calificaciones de la OMS.