Los comienzos de las nuevas tecnologías y la fermentación de sus correspondientes adicciones no se podría entender sin la década de los 90, cuando las personas empezaron a poseer sus propios ordenadores personales en casa y los primeros teléfonos móviles. Después, hay dos fechas señaladas que marcan un antes y un después en la historia: un 4 de febrero de 2004, cuando Zuckerberg y sus colegas crearon la red social Facebook, y el año 2010, con la irrupción del iPad y los smartphones que hacían posible la conexión a internet y a un montón de aplicaciones sin tener que recurrir al ordenador.
Pero, ¿qué se entiende por adicción a las nuevas tecnologías? Es un término que hace referencia a un trastorno del comportamiento en el que se abusa de cualquier elemento tecnológico al alcance, ya sea móvil, videojuegos, redes sociales, etc. y que afecta al individuo en todas las áreas de su vida. Es una de las llamadas “adicciones comportamentales” o “sin sustancia”, que en el cerebro funcionan de la misma manera que lo hacen las drogas.
Este tipo de adicción, además, puede producir efectos perjudiciales similares a los que provoca en una persona que usa drogas, obviando evidentemente las consecuencias físicas. Se trata de perjuicios a nivel mental y emocional, creando problemas psicológicos de tipo neurótico como ansiedad, estrés y depresión, y también daños en las relaciones familiares y sociales, así como afectar negativamente al rendimiento académico o laboral.
Un dato importante es que la gran mayoría de adictos a las nuevas tecnologías no se reconoce como tal, básicamente debido a que todo el mundo las usa en mayor o menor medida y que no existe una percepción de riesgo al abusar como sí puede existir con las drogas. El otro factor forma parte de la propia enfermedad de la adicción, que es la negación del problema.
Hay dos rasgos importantes a destacar para distinguir a aquellas personas que son adictas, de otras que simplemente hacen un uso abusivo:
* La persona adicta necesita jugar cada vez más tiempo, deteriorando el resto de áreas de su vida
* La persona adicta se siente verdaderamente mal (abstinencia) si no puede acceder a la tecnología o no tiene internet
Otros aspectos que son relevantes y debemos observar en caso de tener un familiar o amigo con este tipo de problema, es el de dormir menos horas para permanecer conectado, una pérdida de la noción del tiempo mientras se está ocupado en el objeto adictivo, comer menos y de forma menos estructurada, deterioro del rendimiento académico o laboral, permanecer impasible ante otras actividades o quehaceres, deterioro de sus relaciones personales, ansiedad y gran dificultad para dejar de usar esa aplicación, videojuego, etc.
Tipos de adicciones y el caso de los videojuegos
* Adicción a los dispositivos: hablamos del móvil, el ordenador y/o la videoconsola
* Adicción a las nuevas tecnologías/adicción a internet. Aquí el rango de trastornos adictivos se ampliará a redes sociales (Whatsapp, Instagram, TikTok, Youtube…), la adicción a los videojuegos o a las series por las plataformas en streaming.
Dentro de las adicciones a las nuevas tecnologías, una de las que más crecimiento ha experimentado en los últimos años gracias a la conexión en línea para jugar con cualquier persona del planeta, es la de los videojuegos, que es la única reconocida por la OMS como una enfermedad mental desde el 1 de enero de 2022.
Otras adicciones que engloban también las nuevas tecnologías:
* Adicción al juego online, que se engloba en la adicción al juego o ludopatía
* Adicciones de tipo financieras o trading
Prevención y tratamiento
En un primer momento, si la persona simplemente está teniendo un comportamiento abusivo con cualquier tecnología y no se ha llegado a convertir en una adicción, podríamos usar estrategias de prevención para contener este patrón y que no llegue a ser patológico:
* Establecer un horario de uso con sentido común, no más allá de una o dos horas como máximo, a ser posible dentro de una rutina familiar en el que las nuevas tecnologías se usan en un mismo espacio
* Animar a la persona a realizar deportes u otras actividades sanas de ocio con familiares y/o amigos
* Ocupar parte del tiempo que antes pasaba con la tecnología en la lectura de libros
* Establecer normas y límites de forma asertiva
* Fomentar el diálogo, la conversación y la resolución de sentimientos, emociones y pensamientos.
En caso de que la persona dé todos los motivos y señales de adicción que hemos mencionado en el artículo, lo más adecuado sería utilizar la vía de ingreso en un centro de desintoxicación, para que comience primero un periodo de abstinencia de la tecnología que esté causando el problema, pero también de otras. En nuestros centros de tratamiento, por ejemplo, el paciente solo tiene acceso a usar el teléfono móvil del centro dos días a la semana para hablar con un familiar y bajo supervisión, y tampoco tienen acceso a ordenadores ni internet.
Las siguientes fases no tendrían grandes diferencias con la de un proceso de rehabilitación (desintoxicación, deshabituación, rehabilitación por ese orden) por consumo de drogas, salvo que en función de cada caso y según valore el equipo terapéutico y los psicólogos, la persona debe aprender a convivir con el uso de las tecnologías estableciendo determinadas pautas, llegando a usarlas de forma sana. A un consumidor de drogas o alcohol, por ejemplo, no podemos enseñarle a “consumir con éxito” ni le enseñamos como “drogarse de forma sana” porque la abstinencia total es un mandato imperativo si no queremos que en una recaída pueda fallecer.