No hay absolutamente nada de malo en beber de vez en cuando una buena taza de café, e incluso la ciencia nos brinda de vez en cuando alguna noticia sobre sus efectos positivos en la salud cuando se ingiere a diario.
Sin embargo, cuando hablamos de adictos y adicciones, no nos gusta hablar de adicción a una determinada droga o comportamiento, sino de una enfermedad llamada adicción que abarca mucho más que el consumo de drogas o comportamientos problemáticos. Y uno de ellos puede ser el abuso de café, bebidas energéticas o suplementos pre-entrenamiento con grandes cantidades de cafeína y/o estimulantes.
Cuando se consume una droga, interfiere con el funcionamiento del cerebro. Envía mensajes confusos que el cerebro traduce en la necesidad de una mayor cantidad de cierta sustancia química o en la producción de una menor cantidad de otra sustancia química. Con el tiempo, el cerebro dejará de producir ciertas sustancias químicas necesarias para nuestro bienestar, porque se volverá dependiente de recibir lo que necesita de las drogas.
Tomemos el ejemplo del café: cada mañana, cuando te despiertas, tu cerebro libera automáticamente los químicos que te darán energía y te motivarán para el día que tienes por delante. Una mañana, sin embargo, necesitas un chute de energía; tuviste una noche inquieta y no dormiste tanto como de costumbre. Después de pensarlo un poco, te decides por una taza de café para darte el empujón. A la mañana siguiente, te tomas otra taza de café y continúas con este hábito a lo largo de semanas y meses. Antes de que te des cuenta, estás deseando tomar café todas las mañanas solo para poder funcionar.
La adicción a las drogas funciona de manera similar; hay un vacío sin la droga en el sistema del cuerpo. Si una persona deja de alimentar una adicción, pueden surgir síntomas de abstinencia. Por ejemplo, si dejas de tomar café todas las mañanas, tu cerebro podrá reconocer lo que le falta de inmediato, por lo que desencadena síntomas de abstinencia como dolores de cabeza, irritabilidad e inquietud.
Los cerebros de las personas adictas han sido modificados por la droga de tal manera que ante la ausencia de ésta, envían una señal que es equivalente a la indicación de cuando nos estamos muriendo de hambre. Es como si el individuo estuviera en un estado de privación, donde tomar la droga es indispensable para sobrevivir.
Cafeína, adictos en recuperación y recaída
No resulta extraño que, muchos adictos que recién comienzan un tratamiento, busquen otras maneras de aliviar su adicción: sexo, azúcar, juego, dinero, poder…o cafeína. Sin embargo, no podemos permitirnos el lujo de engañarnos. Sabemos que las personas adictas tienden a padecer depresión y ansiedad, y si le damos a nuestro cuerpo café, bebidas energéticas o suplementos estimulantes, no haremos sino aumentar nuestra ansiedad y, en caso de padecer más estrés del que podemos soportar, o bien se producirá un síndrome de abstinencia agudo o post-agudo más fuerte o bien nos iremos a consumir drogas por no soportar dicha ansiedad o estrés.
