¡Buenos días! Son las 7.30 de la mañana y el monitor se dirige a los pacientes con estas palabras para despertarlos del sueño nocturno. Toca la puerta de las habitaciones tres o cuatro veces, enciende las luces y comienza el día con ilusión y buen humor ante la posibilidad de tener otro día de vida libre de alcohol y drogas.
Entre las 7.30 y las 7.45, los pacientes se visten, acuden al aseo, preparan la limpieza de la habitación y algunos de ellos se encuentran en la cocina sacando a las mesas la comida para servir el desayuno.
Y llegan las 7.45, la hora de respirar conscientemente con una relajación de 10 minutos en la que escuchamos una meditación guiada, en silencio y con las luces apagadas en el salón de la casa. Esto les ayudará a empezar el día con mayor tranquilidad y serenidad, ya que la meditación es un antídoto muy efectivo contra la ansiedad y el estrés, ambos factores muy presentes en los procesos de recaída junto a emociones como la tristeza, la ira o la euforia.
Ya sentados y tras terminar la meditación, son las 8.00 de la mañana y es momento de recargar las pilas y hacer un buen desayuno antes de ir al gimnasio. Justo después, el monitor está ya en la oficina esperando para repartir las tomas de medicación correspondientes a cada paciente, y antes de que lleguen las 8.30, hora en que llega la furgoneta, tienen sus camas hechas y las habitaciones limpias y recogidas.
¡8.30 y es momento de hacer deporte! Nos dirigimos en la furgoneta al gimnasio, donde solemos estar alrededor de una hora. Al igual que la meditación, el deporte es un elemento fundamental en la recuperación de las adicciones, y debe formar parte de la vida de un adicto en tratamiento siempre. De sobra conocidos son sus efectos positivos en la salud física de las personas, pero nosotros nos centramos en los beneficios que tiene en la mente: la descarga de energía que acompaña a la realización de ejercicio posee múltiples beneficios a nivel mental y emocional. Por un lado, permite eliminar tensiones y mejorar el descanso nocturno, lo que conlleva una mejora del estado de ánimo. No solo eso, el deporte tiene un efecto positivo demostrado en la reducción de la ansiedad y el estrés.
Alrededor de las 10.15 volvemos del gimnasio, y es momento de hacer las tareas de limpieza de la casa. Cada paciente tiene asignada una tarea determinada por el equipo terapéutico del centro, que puede incluir la cocina, la limpieza de los interiores del hogar, la limpieza de los baños, la lavandería o los exteriores de la casa. En Reinservida tratamos de estimular la responsabilidad personal con la higiene, la limpieza y el orden, para que cuando los pacientes salgan fuera del centro a los pisos de reinserción o a sus propios hogares, tengan asimilada la rutina de limpieza de su propio entorno. La tarea de limpiar a diario nuestro hogar aporta una sensación de bienestar con nosotros mismos que también es fundamental para lidiar con el malestar característico de las adicciones.
A las 11.00 hacemos otro ligero desayuno que suele consistir en un bocadillo con fiambre y fruta. El ejercicio físico y la limpieza de la casa desgastan, por lo que hay que reponer energías.
11.30, momento de entrar a terapia de grupo a trabajar nuestro pasado y nuestras emociones, aprender sobre nosotros mismos y empezar a reconocer cuál es la voz dentro de nosotros que nos quiere llevar a autodestruirnos y a tomar de nuevo el camino de las drogas y el alcohol, con el objetivo de aprender a vivir con esa voz y no hacerla caso. Todos los días excepto los domingos hay terapia grupal a las 11.30.
A las 13.00 salimos de la terapia, y hasta las 14.00 tenemos un rato de ocio en el que podemos dedicar el tiempo a jugar al pádel, hacer trabajos escritos o leer entre otras actividades. No podemos estar en las habitaciones durante ese tiempo ni ver la televisión, ya que es importante saber gestionar estos momentos de aburrimiento y mantenernos ocupados en algo provechoso.
Son las 14.00, la hora de la comida. Después, a las 14.30 el monitor reparte las tomas de medicación correspondientes a cada paciente y permitimos a éstos descansar un rato en las habitaciones a hacer una pequeña siesta si lo desean o ver un rato la televisión hasta las 15.15, momento en que el monitor acude de nuevo para despertarlos si se han quedado dormidos.
Habitualmente, entre las 15.30 y las 16.30 tiene lugar la hora de lectura y escritura o dibujo de mandalas. En esta hora, los pacientes realizan el importante trabajo de mantener la atención en una actividad determinada. Esto es importante de cara a la rehabilitación del cerebro, y en el futuro nos permite dedicarnos a tareas más complejas como volver a estudiar en caso de tener iniciativa para ello.
Otro breve rato de ocio de 16.30 a 17.00 que podemos aprovechar para charlar con los compañeros de tratamiento sobre nuestras inquietudes, y a las 17.00 es hora de la merienda. Hacemos 5 comidas al día todos los días, ya que la alimentación sana y equilibrada es un hábito saludable que tratamos de fomentar para la nueva vida de los adictos que deciden recuperarse.
A las 17.30 los lunes, miércoles y viernes tiene lugar la segunda terapia grupal del día. En el caso de los viernes, cada dos semanas hay una terapia de familia para aquellos familiares de pacientes que lleven al menos un mes en el centro de tratamiento. Es una terapia dirigida a que los familiares se expresen, y que ayuda tanto a los propios familiares como a los adictos ya que escuchan de primera mano las difíciles experiencias de sus allegados lidiando con la adicción y las situaciones que ésta ha provocado.
A las 17.30, los martes y jueves el monitor organiza una sesión de película terapéutica o documental, o realiza una dinámica de grupo con el objetivo de facilitar la convivencia diaria entre los pacientes y/o fomentar su creatividad. Los fines de semana usan este tiempo para ver una película de ocio.
Entre las 20.00 y las 21.00 horas se realizan las llamadas a los familiares. Los pacientes tienen dos llamadas a la semana de 10 minutos de duración cada una. En ese tiempo también tienen un rato de ocio en el que pueden permanecer en sus habitaciones y ver la televisión.
A las 21.00 cenamos, y como siempre después de las comidas se hacen las tomas de medicación.
Entre las 21.45 y las 22.00 el monitor se reúne con los pacientes en el porche de la casa o en el salón de terapia para leer los inventarios del día. Es un ejercicio escrito y hablado a modo de repaso de las actividades del día, las inquietudes y las sesiones de terapia grupal.
Entre las 22.30 y las 23.30, las energías van menguando y los pacientes se van a dormir, así descansan como mínimo 8 horas para tener un sueño de calidad que les garantice un estado óptimo tanto físico como mental para encarar un nuevo día libres de la esclavitud del alcohol y las drogas.
