¿Cómo saber cuándo estamos ante un comportamiento adictivo?
La respuesta es, a priori, más simple de lo que podríamos imaginar: cuando estamos envueltos en rutinas obsesivas y compulsivas que nos llevan al deterioro físico, mental y espiritual. En otras palabras también puede sonar más simple: cuando no podemos dejar de ejecutar cierto comportamiento aún a sabiendas de que nos hace daño. Y todas tienen un nexo en común: las empezamos haciendo porque nos producen cierto placer hasta que nos vemos completamente esclavizados y no podemos dejar de hacerlas porque nos quedamos a solas con nuestro malestar…y con nosotros mismos.
Así mismo estas adicciones cuentan, quizá, con otra problemática: pueden pasar “desapercibidas” debido a que no hay drogas legales o ilegales de por medio, y por ello son conductas que pueden ser “blanqueadas” por la sociedad.
Ludopatía
En estos términos, podríamos referirnos aquí a cualquier tipo de juego, desde las clásicas tragaperras de los bares pasando por todo lo que pueden ofrecer los casinos incluyendo ruleta y póquer hasta alcanzar las apuestas deportivas, que tan en boga están en la actualidad. Y el cebo no es otro que aquello que mayor incentivo produce a la condición humana: el dinero.
Inequívocamente, la ludopatía se desata cuando conseguimos ganar, que es lo que el adicto buscará siempre, y no le importará perder las veces que haga falta para completar el anhelo. El ciclo del malestar se verá aún más fortalecido ante cualquier frustración de la vida cotidiana, ya que como en todas las adicciones, el malestar nos está esperando para llevarnos de nuevo al juego.
En España es posible prohibirse a sí mismo entrar en casinos y jugar por internet, y de hecho hay comunidades que están declarando que cada vez hay más personas que toman esa decisión.
Sexo
El sexo no es malo en sí mismo, de hecho los expertos recomiendan practicarlo a diario. El problema es que puede producir adicción, y en este caso su razón de ser es el placer que experimentamos al practicarlo.
El principal síntoma de que tenemos un problema en este sentido es la obsesión y el deseo incontrolable de llevarlo a cabo, buscando ese clímax sin igual que hemos sentido en otras ocasiones, y que nos mueve a buscarlo una y otra vez. Así mismo, otro síntoma es el descuido de otros aspectos importantes en la vida de una persona como las responsabilidades personales u otros intereses, sin mencionar que practicar sexo sin protección puede conllevar también riesgos para la salud. Según la OMS, 5 de cada 100 personas en todo el mundo son adictas al sexo.
Compras
En una sociedad acostumbrada a “tapar” el malestar, ya ni siquiera es necesario tener que hacer el esfuerzo de vestirse y salir de casa para comprar, por ejemplo, prendas de ropa. A un clic tenemos la posibilidad de realizar cualquier gestión…y cualquier gasto en prendas u objetos que en realidad no necesitamos.
Los síntomas más característicos de este proceso es que, primero “fantaseamos” con la adquisición, sentimos el deseo irrefrenable de llevar a cabo la acción y finalmente realizamos la compra, pudiendo entrar en un bucle adictivo de sentirnos mal por haberla realizado para después, cuando vuelve ese malestar, llevar a cabo de nuevo otra compra.
Videojuegos
En este caso, y pese a que los deportes electrónicos (E-sports) están empezando a mover ingentes cantidades de dinero, lo que lleva a las personas a la adicción es la búsqueda de emociones y de cierta adrenalina que no consiguen de otras maneras, y que les lleva a poder pasar horas y horas frente a la pantalla.
Recientemente, el 1 de enero de 2022, la OMS ha calificado el uso compulsivo de videojuegos como un trastorno adictivo, lo que puede dar una idea de la gravedad del asunto. Cada vez más chicos y chicas jóvenes requieren de ayuda de profesionales para tratar el problema.
Redes sociales
Las redes sociales llevan ya un tiempo considerable entre nosotros, y aunque su auge llegó a su máximo esplendor a través de Instagram, todo comenzó con la red social Facebook en el año 2004 y posteriormente con Tuenti.
Se considera adicto a las redes sociales a toda aquella persona cuyo uso lleva al deterioro significativo en otras áreas de la vida, causando una problemática de dependencia y salud mental de cierta gravedad. El adicto a las redes sociales crea un mundo mental imaginario dentro de ellas que le lleva al aislamiento y a la merma de su autoestima cuando enfrenta el mundo real.
Según publicó ABC, un 11% de personas con adicción a las redes sociales tuvo problemas depresivos.
Comida y atracones
No hablamos en estos casos de comer mucho o poco (ambos extremos son malos) si no de nuestra conducta a la hora de comer, que nos lleva a la compulsión, sobre todo cuando hablamos de alimentos con exceso de azúcar y/o grasa.
En este sentido, aquel que tiene un problema grave con la comida nunca termina de sentirse satisfecho cuando la ingiere y le es imposible detener la conducta, y esto tiene consecuencias graves como pueden ser la diabetes o la obesidad, y ésta última acarrea más problemas aun en la salud de las personas.