El modelo Minnesota surge alrededor de 1950 en el estado que da nombre a este tipo de tratamiento de adicciones, a consecuencia de la “Experiencia Minnesota” que tiene lugar en tres centros pioneros: Pioneer House, Hazelden y Wilmar State Hospital. En un principio fue algo rompedor y controvertido, y a día de hoy estos centros continúan perfeccionando este modelo integral de atención al adicto y sus familiares.
Los principios en los que se asienta
En primer lugar, se asentaron y unificaron los criterios de diagnóstico de la enfermedad del alcoholismo, haciendo hincapié en las características básicas que reúnen los alcohólicos, beber en exceso y seguir haciéndolo pese a las consecuencias dañinas que conlleva, independientemente de las condiciones culturales o personales del adicto.
La primera gran controversia para su época, pero la piedra angular sobre la que se asienta el modelo, es que se trata el alcoholismo como una enfermedad. De hecho, se envía al congreso de EEUU la hipótesis del alcoholismo como enfermedad en 1978, con el supuesto principal de la falta de control de determinadas personas sobre la conducta de beber y la dependencia patológica que provoca pese a sus efectos negativos.
La segunda gran controversia que se deriva de considerar el alcoholismo como una enfermedad, es que el alcohólico no es culpable de padecerla, ya que él no elige tener esa falta de control sobre el impulso de beber que otras personas sí tienen. Asimismo, se considera el alcoholismo como una enfermedad multifacética, y se considera que se debe ayudar al alcohólico también a solucionar otros conflictos vitales agobiantes. Se trata, en definitiva, de una enfermedad crónica y primaria, y se advierte de que no existe una cura pero sí un tratamiento, y que la primera medida a tomar es la abstinencia completa para iniciar el proceso de recuperación.
Actores del modelo Minnesota
Si bien el tratamiento está inspirado en la filosofía de los 12 pasos de Alcohólicos Anónimos y Narcóticos Anónimos, el modelo Minnesota no es simplemente el valor terapéutico de un adicto que ayuda a otro, ya que es un tratamiento integral del que forman parte muchos profesionales, un equipo multidisciplinar desde el médico experto en adicciones, pasando por psicólogos, trabajadores sociales, y efectivamente, alcohólicos y adictos en proceso de recuperación que sirven como guía y modelo a seguir.
Una estrategia efectiva que forma parte del tratamiento y que se descubrió gracias a los grupos de Alcohólicos Anónimos, es que dentro de un ambiente estructurado, personas con el mismo problema crónico pueden identificarse en sus vivencias y ayudarse mutuamente aunque no lo puedan hacer por sí mismos. El grupo como unidad de fortaleza y esperanza.
Las fases básicas del tratamiento
- Aceptar la impotencia ante el alcohol y las drogas. Es el primero de los 12 pasos de AA y NA, en el que se ayuda al paciente a comprender que su vida se ha vuelto ingobernable debido a la pérdida de control sobre el alcohol o las drogas. El adicto por sí solo, no es capaz de parar de consumir y necesita ayuda.
- Reconocer la necesidad de cambio. Se ayuda a la persona a que entienda que necesita un cambio de conducta para su supervivencia y no fallecer de forma temprana por su adicción, que tiene la capacidad de hacerlo, los ejemplos a seguir y un programa para llevarlo a cabo. Se le introduce a los programas de 12 pasos.
- Planear para actuar. Ayudar a la persona a identificar cuáles son las conductas que debe cambiar para poder vivir con su enfermedad de forma positiva y constructiva.
- Acción. Ayudar a la persona a convertir este entendimiento en acción para desarrollar otro estilo de vida. El modelo Minnesota incluye un programa de cuidado continuo.
La familia
Ahora bien, no se trata de un programa que trata de forma exclusiva a los adictos, ya que la familia juega también un papel importante, y se entendió que había que hacerlos partícipes de la recuperación de su familiar, e incluso personas importantes como amigos o jefes de su trabajo. El objetivo principal es que la familia aprenda a modificar actitudes y respuestas inadecuadas a la conducta del adicto, a recibirlo en el hogar tras el tratamiento y no centrar su vida alrededor de él, sino que gocen de su propia vida y espacio. Se les recomienda asistir a grupos de autoayuda, ya que también existe un programa de 12 pasos para tratar la codependencia, que es la enfermedad que desarrollan los familiares de los adictos (Familias Anónimas).
Prevención de recaídas y cuidado continuado
Otro aspecto fundamental del modelo Minnesota es que el adicto debe contar con una red de apoyo organizada para cuando llegue el momento de salir del centro de desintoxicación, con el objetivo de seguir su tratamiento y mediante la asistencia a terapias o grupos unos cuántos días a la semana.