El síndrome de abstinencia, también llamado “mono” de forma coloquial, se trata de un conjunto de reacciones físicas y psicológicas que ocurren cuando una persona deja de consumir una sustancia de la que ha abusado durante cierto tiempo (alcohol, tabaco, cocaína, benzodiacepinas, heroína…). Según la cantidad y la frecuencia con la que ha estado consumiendo, variarán tanto los síntomas como la intensidad. En algunos casos, puede acarrear problemas de salud muy graves.
El síndrome de abstinencia más acusado tiene lugar en el inicio del proceso para un adicto que quiere vivir libre de drogas, y se conoce como “desintoxicación”. En multitud de casos, este proceso se hace en una clínica o centro debido a que requiere un estricto seguimiento médico y terapéutico. Con el fin de evitar la aparición de episodios agudos de síndrome de abstinencia y ansiedad, el médico puede pautar al inicio una medicación que se irá retirando.
Tipos de síndrome de abstinencia
– Síndrome de abstinencia agudo: los síntomas aparecen inmediatamente después de consumir la sustancia.
– Síndrome de abstinencia tardío o post agudo: aparece después de un tiempo y cuando el adicto lleva un tiempo en abstinencia. Puede perdurar meses e incluso años. Provoca problemas en el sistema nervioso neurovegetativo y en las funciones básicas, causando cuadros psíquicos y físicos que interfieren considerablemente en la vida del paciente pudiendo precipitar la recaída.
Síndrome de abstinencia psicológico o condicionado: aparecen síntomas del síndrome agudo porque el adicto se expone a estímulos y situaciones ambientales similares a cuando era consumidor, o que le recuerdan al consumo.
Síntomas según la adicción
– Nicotina: Deseo irrefrenable de fumar, cuyos síntomas son tensión, dolor de cabeza, irritabilidad, somnolencia o insomnio y aumento del apetito y del peso
– Alcohol: comienza de 12 a 24 horas después de haber dejado de beber, y sus síntomas son: temblor, debilidad, escalofríos, cefaleas, deshidratación y náuseas. En grandes bebedores, además de lo anterior, el síndrome de abstinencia puede producir un hecho más grave, llamado delirium tremens que puede ser mortal. El paciente se muestra ansioso, desorientado, con pesadillas, sudoración excesiva, alteraciones en el tacto y depresión profunda; en ocasiones el pulso se acelera, hay fiebre, convulsiones (epilepsia alcohólica) y alucinaciones. También parece que el suelo se mueve, la cama gira o las paredes caen.
– Benzodiacepinas: se prescriben con receta médica para controlar la ansiedad o inducir el sueño, pero que al tomarse en altas dosis o por periodos prolongados generan adicción. Al interrumpir su consumo cuando hay dependencia se desencadena una reacción grave, aterrorizante y potencialmente mortal, muy parecida al delirium tremens, cuyos síntomas principales son debilidad, malestar general, depresión, temblores, deshidratación, delirio, insomnio y alucinaciones.
– Cocaína: es un poderoso estimulante del sistema nervioso ya sea inhalada, inyectada o fumada. La tolerancia se desarrolla rápidamente y las reacciones de abstinencia incluyen cansancio extremo, insomnio, depresión, aumento del apetito y ansia de suicidio; en ocasiones hay alucinaciones.
– Opiáceos: hablamos de derivados de la morfina, opio, heroína o sustancias farmacológicas como la oxicodona y la codeína que se usan para el dolor intenso. La reacción del organismo ante la abstinencia suele ser la respiración agitada acompañada de bostezos, lagrimeo, flujo nasal y sudoración; luego se presentan hiperactividad, sentido de alerta exacerbado, incremento del ritmo cardiaco o fiebre. Otras manifestaciones son pupilas dilatadas, temblores, escalofríos, dolor muscular, inapetencia, dolor abdominal y diarrea.
Superar el síndrome de abstinencia
En primer lugar, si el caso reviste de suficiente gravedad, el primer paso es consultar a un profesional en adicciones para que valore si es necesario el ingreso en centro o clínica, ya que ésta dota al adicto de todos los cuidados necesarios para aliviar el síndrome y superarlo con éxito.
En caso de afrontar la adicción de forma ambulatoria, cobra mucha importancia la terapia conductual, en la que se identifican y previenen situaciones de riesgo que puedan inducir a la recaída con ayuda de un asesor terapéutico. Si el adicto está honestamente decidido a no consumir, conoce sus propios factores de riesgo y cómo actuar ante ellos, es más complicado que se presente un síndrome de abstinencia una vez superado el periodo agudo.
En este sentido, evitar situaciones de riesgo cobra especial importancia. Cuando nos juntamos con personas que comparten nuestra misma adicción (amigos de consumo) o vamos a sitios que solíamos frecuentar para consumir la droga o el alcohol, es probable que nuestro cerebro nos recuerde lo bien que lo pasamos y nos incite a una recaída.