Hoy en día no es extraño que una persona llegue a mezclar alcohol y tranquilizantes como el orfidal, ya que España es el país donde más benzodiacepinas se consumen. Si esto puede ser particularmente peligroso al tratarse de dos depresores del sistema nervioso, imaginen si entra en juego la cocaína, que es un estimulante. Miles de sobredosis han ocurrido debido a esta mezcla.
Según datos de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles, el orfidal es el ansiolítico más vendido en España. En un país donde la salud mental está cobrando cada vez más importancia, son el primer y único recurso del médico de cabecera o de psiquiatras tanto públicos como privados para aliviar la ansiedad o el insomnio.
Mezclar orfidal y alcohol
Cuando se toma orfidal y alcohol u otros depresores, el riesgo de efectos secundarios peligrosos aumenta drásticamente. Muchas personas buscan en ello un “colocón” mayor, sin ser conscientes de las consecuencias que podría acarrear en su salud.
Esta combinación de sustancias depresoras llevan a que el sistema nervioso central se relaje en exceso, tanto que podrían inutilizar el sistema inmune para no defenderse de infecciones. Los efectos sedantes se multiplican y los riesgos pueden ser los siguientes:
* Disminución de la coordinación psicomotora
* Confusión
* Dificultad respiratoria
* Somnolencia o sedación
* Daño cerebral
* Depresión
* Mareos y vómitos
* Pérdida del conocimiento
* Adicción
* Coma
* Muerte
Riesgos de mezclar estimulantes y depresores
* Cambios bruscos de humor
* No tener hambre
* Aumento de los efectos secundarios negativos de las sustancias ingeridas
* Mayor probabilidad de desarrollar una adicción
* Riesgo de sobredosis multiplicado
* Deterioro de las capacidades cognitivas
Para muchas personas que usan, abusan o son dependientes de la cocaína que necesitan “venirse abajo” para conciliar el sueño, es normal tomar un tranquilizante para paliar los efectos estimulantes. Sin embargo, las reacciones adversas que pueden suceder son peores que al tomar cada sustancia por separado. La bajada o subida del ritmo cardíaco a consecuencia de grandes dosis tanto del medicamento como de la cocaína, hacen que sea mucho más sencillo que ocurra una sobredosis.