Cuando la mayoría de personas piensan en el alcoholismo o la adicción a drogas solamente piensan en los síntomas del uso adictivo y se olvidan de los síntomas cuando la persona es capaz de permanecer en sobriedad. No obstante, son estos síntomas, especialmente el síndrome de abstinencia post-agudo (SAPA), lo que hace tan difícil la sobriedad. Se ha documentado en pruebas que la presencia de disfunción cerebral en los adictos en recuperación está entre el 75 y el 95%. Investigaciones recientes indican que los síntomas de abstinencia post-aguda, junto con el daño causado al cerebro por el alcohol y las drogas, pueden contribuir en muchos casos a la recaída.
El síndrome de abstinencia post-agudo es un grupo de síntomas de la enfermedad adictiva que ocurren como resultado de la abstinencia de los químicos adictivos. En los alcohólicos, estos síntomas aparecen a los siete o catorce días de abstinencia, después de la estabilización de la abstinencia aguda. Este síndrome es bio-psico-social. Es el resultado de la combinación del daño al sistema nervioso causado por alcohol o drogas y el estrés de enfrentarse a la vida diaria sin poder recurrir precisamente al alcohol o a las drogas.
La recuperación por sí misma causa estrés. Muchas personas adictas nunca han aprendido a manejar el estrés sin usar alcohol o drogas. El estrés empeora la disfunción cerebral y hace que empeoren los síntomas. La severidad del SAPA depende de dos factores: la severidad de la disfunción cerebral causada por la adicción y la cantidad de estrés psico-social experimentado en la recuperación.
Los síntomas del SAPA suelen llegar a un pico de intensidad entre los tres y los seis meses después de que comience la abstinencia. El daño generalmente es reversible, los síntomas mayores se alejan con el tiempo si se recibe un tratamiento adecuado, así que no hay por qué tener miedo. Con un tratamiento adecuado y una vida sobria efectiva, es posible aprender a vivir normalmente a pesar del deterioro. Eso sí, la adaptación no ocurre rápidamente. La recuperación del daño al sistema nervioso normalmente requiere entre 6 y 24 meses con la asistencia de un programa adecuado de recuperación.
Cómo saber si estoy experimentando el SAPA: los síntomas
La característica más identificable es la inhabilidad para solucionar problemas comunes simples. Existen 6 tipos principales de síntomas de SAPA que contribuyen a esto. La inhabilidad de solucionar problemas usuales simples se da por uno o por cualquiera de estos síntomas que disminuyen la autoestima. La persona se siente incompetente, apenada, y no “está bien” consigo misma. La disminución de la autoestima y el miedo al fracaso interfieren con una vida productiva y de retos.
* Inhabilidad de pensar con claridad
Hay varios desórdenes en el pensamiento que experimenta una persona en recuperación cuando se activa el SAPA. Uno de los síntomas más comunes es la inhabilidad de concentrarse por poco más que unos minutos. Otro síntoma común es el deterioro del razonamiento abstracto, y el pensamiento rígido y repetitivo. Los mismos pensamientos van y vienen en tu cabeza y eres incapaz de romper este pensamiento circular.
* Problemas de memoria
En las personas en recuperación son muy comunes los problemas de la memoria reciente. Puedes escuchar algo y entenderlo, pero en los siguientes 20 minutos lo olvidas. Alguien te da una orden y sabes exactamente lo que debes hacer, pero al darte la vuelta, esa memoria se nubla o desaparece por completo. Algunas veces, durante periodos de alto estrés puede ser también difícil recordar eventos significativos del pasado. Estas memorias no se han ido, la persona puede ser capaz de recordarlas fácilmente en otros momentos. Debido a problemas de memoria en la recuperación, puede ser difícil aprender nuevas habilidades e información.
* Sobrerreacciones emocionales o adormecimiento
Las personas con problemas emocionales tienden a sobrerreaccionar cuando están sobrias o en abstinencia, por mucho tiempo que lleven limpias. Cuando las cosas que suceden requieren de dos unidades de reacción emocional, ellas reaccionan con diez. Por ejemplo, puedes enfadarte por algo que más tarde te parece un asunto trivial, o sentirte más ansioso o excitado de lo que tienes motivo para ello. Cuando esta sobrerreacción pone más estrés de lo que puede soportar el sistema nervioso, hay un adormecimiento emocional. Si esto te sucede, te vuelves emocionalmente insensible, incapaz de sentir nada. También puedes pasar repentinamente de un estado de ánimo a otro sin saber por qué.
* Problemas para dormir
La mayoría de las personas en recuperación experimentan problemas para dormir. Algunos de ellos son temporales, y otros para toda la vida. Lo más común en la recuperación temprana son sueños poco usuales y/o pesadillas, que pueden interferir con la habilidad de dormir lo que necesitas. Pero se vuelven menos frecuentes y severos así como se incrementa la duración de la abstinencia. Aun cuando no experimentes sueños extraños, puedes tener dificultades para conciliar el sueño o permanecer en un sueño profundo. Algunos de estos patrones pueden no regresar a la “normalidad”, pero la mayoría de las personas pueden ajustarse a ellos sin mayor dificultad.
* Problemas de coordinación física
No es tan común como el resto de síntomas, y se caracteriza por mareos, dificultad para mantener la estabilidad, reflejos enlentecidos y torpeza, aumentando las posibilidades de tener accidentes domésticos. Hablamos en estos casos de personas que padecen un SAPA severo, y se da sobre todo en alcohólicos.
* Sensibilidad al estrés
La dificultad del manejo del estrés es la parte más confusa y grave del SAPA. Las personas que lo padecen pueden sentirse muy estresados ante situaciones que normalmente toleran bien, y sobre reaccionan a estos eventos. Asimismo, hay una relación directa entre padecer estrés elevado y el SAPA más severo, y se retroalimentan entre sí. La intensidad del SAPA crea estrés, y el estrés agrava el SAPA y lo hace más severo.