El término de borrachera seca fue acuñado originalmente por los creadores del programa de 12 pasos, Alcohólicos Anónimos. El autor R.J. Solberg definió el término en su libro como “la presencia de acciones y actitudes que caracterizaban al alcohólico antes de la recuperación y que continúan durante su abstinencia”. Y lo calificó como el síndrome de borrachera seca, ya que las personas que lo padecen se comportan de la misma forma que cuando bebían, pero sin beber.
Alguien que lucha contra el síndrome de borrachera seca aún puede mantener relaciones tensas con sus seres queridos. Es posible que todavía tengan hábitos poco saludables, tanto interna como externamente. En resumen, si bien es posible que hayan dejado de beber, el individuo aún tiene que lidiar con el bagaje emocional que lo llevó a beber alcohol en un primer momento. El síndrome de borrachera seca es más común entre personas que abandonan su adicción por sí solas, ya que no cuentan con un equipo de apoyo profesional que los guíe en este difícil cambio en su vida. Quienes se someten a tratamiento profesional por abuso y adicción al alcohol tienen menos probabilidades de desarrollar el problema.
Es importante reconocer que el síndrome de borrachera seca es un fenómeno psicológico legítimo que le puede ocurrir a cualquier persona que esté luchando contra una adicción. No es el resultado de no trabajar en el programa o el tratamiento, ni es una señal de algún fallo innato dentro del individuo. El síndrome de borrachera seca se puede superar; simplemente, requiere la voluntad de descubrir la raíz de la adicción.
¿Cuáles son los signos y síntomas del síndrome de borrachera seca?
• Resentimiento hacia amigos o familiares.
• Ira y negatividad en torno a la recuperación
• Depresión, ansiedad y miedo a recaer.
• Celos de amigos que no están luchando contra la adicción.
• Idealizar el consumo de alcohol
• Egocentrismo y narcisismo
• Estar obsesionado consigo mismo
• Reemplazar la adicción con un nuevo vicio (por ejemplo, sexo, comida y uso de Internet)
• Deshonestidad
• Inmadurez e infantilismo
El síndrome de la borrachera seca opera casi exclusivamente dentro de la mente de una persona. De hecho, los psicólogos desde 1955 han sostenido que trabajar en la propia “vida interior” es la clave para superar la mentalidad de borracho seco. A través de un tratamiento integral que incluye terapia y programas de recuperación, una persona puede descubrir qué la llevó a consumir drogas o alcohol al principio. Con este conocimiento en la mano, pueden comenzar a reparar el daño que ha causado la adicción.
La psicología del síndrome de la borrachera seca
Muchas adicciones surgen de la necesidad de un mecanismo de afrontamiento ante las dificultades de la vida. Cuando una persona inicia tratamiento, sus seres queridos a menudo esperan que sin la sustancia devastadora en la nueva vida de la persona, todo estará bien; sin embargo, la realidad es que alguien que lucha contra una adicción no se siente “bien” desde un principio.
Cuando se les quita su muleta (la sustancia de su elección), las cosas pueden empeorar antes de mejorar. La recuperación es siempre un proceso profundamente personal y, a veces, doloroso, en el que los individuos trabajan para luchar contra sus demonios internos y, en última instancia, alcanzar un nivel de autoconciencia que no tenían antes. Si bien la desintoxicación del alcohol es parte del proceso, el trabajo de abordar los problemas que llevaron a la adicción requiere un trabajo mucho más profundo y requiere un tiempo largo.